En fechas recientes leíamos en el diario Hosteltur que el Ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, D. Miguel Arias-Cañete anunciaba avances en la modificación del actual marco legal que limitan el desarrollo de actividades de pesca-turismo. Como ya comentaba hace meses en otro post sobre turismo marinero, el pesca-turismo a pesar de haber tenido mucha repercusión mediática en los últimos tiempos, forma parte de un segmento más amplio denominado turismo marinero, que englobaría diversas actividades de promoción de la cultura marítima en mar y tierra.
Según las declaraciones del Ministro, el turismo marinero podría suponer una “importante fuente de ingresos complementaria” a las actividades tradicionales de extracción. Se hacía también hincapié en la necesidad de que las actividades ofrecidas sean seguras para los turistas, enmarcadas además en un entorno “legislativo y laboral idóneo”.
Es evidente que cualquier impulso realizado por parte del Ministerio será fundamental para el desarrollo de éste, por ahora, pequeño nicho de mercado. En todo caso, me gustaría complementar estas declaraciones con alguna idea:
- El pesca-turismo no debe solapar la gran oferta de turismo marinero ya existente. Las actividades en tierra, además de ser más fáciles de gestionar, permiten mover grupos más grandes, no representan ningún problema de seguridad y pueden ser comercializadas a menores precios.
- Las actividades en el mar, es decir, que impliquen el “enrolamiento” de turistas en barcos en activo, se ven limitadas en su rentabilidad, entre otras razones, por la capacidad de los barcos, los horarios de la actividad y el potencial entorpecimiento a la faena de los pescadores.
- Percibo cierto paralelismo con el turismo del vino. Así, los bodegueros se iniciaron en el enoturismo con ciertos recelos, privilegiando la actividad productiva sobre la turística. Con el paso del tiempo, en muchos casos, la actividad turística y de ocio es indisociable de la actividad económico-productiva de las bodegas.
Por último, la idea lanzada de creación de un “Club de producto de turismo marinero”, ya apuntada hace meses en una jornada en la Secretaría General de Pesca, sería una magnífica iniciativa para aglutinar esfuerzos en un proyecto común. Algunas Comunidades como Galicia, País Vasco y Cataluña ya tienen camino recorrido. También municipios como Llanes, Cambados, Muros, Lekeitio, Bermeo o Sant Carles de la Ràpita han creado productos específicos. Tampoco podemos olvidar a la red de municipios denominada “Villas Marineras”, con una larga trayectoria de promoción, comercialización y desarrollo de productos de turismo vinculados a la cultura marítima.
En definitiva, se vuelve a demostrar la conveniencia de la colaboración interministerial, entre Comunidades y público-privada, así como la apuesta del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente por vincular la promoción agroalimentaria nacional al turismo, como gran vía para dar a conocer nuestros productos. Estaremos atentos a nuevos avances en este sentido.
Fuente: blogs.lavozdegalicia.es