Visiones del Turismo

Viajes de desintoxicación digital

Nos hemos acostumbrado a viajar con nuestros smartphones, nuestros portátiles, tabletas y demás dispositivos móviles. Antes de reservar verificamos que el alojamiento tenga WiFI gratuito o conexión por cable. Empieza a dejar de sorprender encontrarnos con alojamientos que cuentan con sistemas de visionado de películas y otros contenidos “on demand”.

No solo los hoteles de ciudad han acentuado su perfil tecnológico, también muchos alojamientos en destinos de interior y rural lo han hecho. Pero, ¿es esto lo que realmente buscamos cuando hacemos una escapada de fin de semana a la montaña o al campo? Nos sentimos obligados a trasladar nuestro comportamiento “techie” de la ciudad a entornos rurales, precisamente donde, supuestamente, vamos a desconectar. Según un estudio de este año elaborado por American Express, los hábitos digitales de los estadounidenses durante sus vacaciones incluyen:

• 72% lee su correo electrónico personal
• 49% utiliza Internet para buscar información útil para su viaje
• 41% hizo gestiones financieras online
• 27% actualizó o leyó sus perfiles sociales de Internet
• 25% estuvo al tanto de noticias online
• 17% leyó su correo electrónico de trabajo

Ante el abuso y la excesiva presencia de la tecnología en nuestro día a día, surgen propuestas que buscar precisamente lo contrario: desengancharnos y liberarnos de la adicción tecnológica. Es lo que se denominan viajes de de-tech o digital detox. Desintoxicación de la rutina vinculada a aparatos de diferentes tamaños y funciones. Algunos ejemplos ya conocidos son los siguientes:

En mi opinión, este tipo de propuestas encajan más con alojamientos localizados en entornos tranquilos, ya sean rurales o de montaña. Los hoteles urbanos, por mucho que lo intenten será difícil que transmitan una sensación real de desconexión digital. La séptima planta para los no fumadores y la cuarta para los “desconectados”. Me chirría.

Sin embargo, creo que la propuesta debe ir más allá que simplemente ofrecer guardar los terminales. Hay que ser más originales y crear productos experienciales. ¿Cuál es el valor añadido? Todo el mundo puede dejar sus móviles en casa y salir de viaje. Ofrezcamos algo que enriquezca la experiencia, en la línea del hotel Quincy. Propuestas más cercanas al turismo creativo o al turismo espiritual de los cuales ya hablábamos en este blog. Fomentemos la conversación entre la pareja con paseos y cenas románticas; organicemos juegos en los que pueda participar toda la familia; ofrecer actividades que nos hagan reflexionar sobre nosotros, nuestro modo de vida, nuestra alimentación, nuestros hábitos…la tecnología en sí misma no es un problema. El problema reside más en qué uso damos nosotros a la tecnología y cómo nos dejamos llevar por la vorágine diaria de búsqueda, consumo y desecho de información.

Los destinos que ya hayan construido su posicionamiento como lugares para la desconexión, en genérico, pueden tratar de fomentar estas propuestas entre sus empresarios. Reitero que siempre y cuando encaje con la historia, con el posicionamiento y realidad de nuestro destino. Slow-food, slow tourism, slow life, good life.