Personalmente creo en la motivación y en el liderazgo como habilidades a desarrollar en equipos multidisciplinares. Llevándolo al ámbito turístico, vemos cómo muchos de los equipos que trabajan en este campo tienen particularidades que atienden a criterios de diversidad por las propias características del sector en sí. Los destinos turísticos por tanto y sus empresas son ejemplos idóneos para trabajar y aplicar tanto el liderazgo como la motivación.
Por ello, reflexiono acerca de si realmente conocemos qué motiva a los turistas y si disponemos de líderes que acompañen las acciones que decidimos llevar a cabo en los destinos y empresas que los reciben y además, si estos líderes están motivados.
Cadenas como Novotel, una de las marcas de ACCOR, nos explican en un informe cómo han llevado a la práctica el manejo de la diversidad cultural en su empresa, aplicando un sistema de motivación y liderazgo en la gestión diaria de sus recursos humanos.
La idea aquí es que los destinos turísticos y las empresas del sector trabajen cada vez más teniendo en cuenta estos dos conceptos con el objetivo de ser mucho más eficaces, productivos y tomando en consideración cada vez más a las personas.
Satisfacer las motivaciones de nuestros turistas se acerca cada vez más a la idea de “un turismo para cada momento, para cada lugar, para cada persona.”
Para ello, será necesario desarrollar e implementar planes de liderazgo y motivación a medio y largo plazo que permitan involucrar a los recursos humanos a todos los niveles. Y para poder llevar a la práctica dichos planes será necesario implantar formación ad-hoc que permita aterrizar en el día a día, dichos planes alineándolos con la estrategia global del destino.
Los planes formativos que Novotel ha puesto en marcha para trabajar la diversidad cultural en su gestión interna, sirven de ejemplo para hacernos a la idea de lo que estamos hablando. En éstos, se trabaja a partir del desarrollo de la motivación y el liderazgo de su activo más importante, las personas, y por tanto, nos sirven de ejemplo de acciones que se llevan a cabo en el sector privado pero que podemos aprovechar también en la gestión de un destino a nivel público-privado.
Los destinos y por ende, las empresas del sector, precisamente suelen atender a perfiles de demanda muy diversos que provienen de mercados tanto emergentes como consolidados.
En este sentido, es esencial saber qué acciones estamos llevando a cabo para conocerles previamente. Conocer de antemano y tener información acerca de qué motiva a los turistas japoneses, brasileños o chinos permitirá que nos adaptemos a estas demandas siendo mucho más eficaces y aproximándonos de forma más precisa desde el primer momento. Es decir, destinando nuestros recursos a lo verdaderamente importante, que es la capacidad de anticipación, de reacción inmediata y adaptación sentando las bases de la formación permanente de sus recursos humanos, creando líderes.
Una vez conozcamos qué motiva a nuestra comunidad local y a nuestros empleados en un destino, podremos trabajar en acciones conjuntas y alineadas hacia el mismo camino. Y deberemos identificar líderes en cada uno de los diferentes sectores que nos ayuden a ejercer la labor de abanderamiento de nuestro destino.
Satisfacer las motivaciones de nuestros turistas se acerca cada vez más a la idea de “un turismo para cada momento, para cada lugar, para cada persona.” ¿Y qué nos motiva entonces en términos turísticos?. Buscamos:
• Renovarnos
• Reinventarnos
• Reaprender
• Reconexión (con otras personas, otros lugares, de otro modo)
En definitiva, buscamos, lugares y momentos únicos, solos o acompañados que nos permitan volver a encontrarnos con nosotros mismos, el “reencuentro y la autorrealización” a través de la satisfacción de nuestras necesidades (generadas por un impulso) haciendo turismo.
No debemos olvidar que en muchos destinos turísticos, nos empeñamos en vender lo que consideramos nosotros que es mejor y de la manera que creemos nosotros que lo es. ¿Y si lo hacemos al revés?, es decir, utilizando la variable motivacional para comercializar y vender lo que realmente el cliente quiere, es decir, está dispuesto a comprar.
Los destinos que se adapten constantemente para satisfacer las necesidades de los clientes (conociendo qué les motiva en cada momento) serán los que mejor acojan al turista que viene y los que consigan fidelizarlos de la mano de los líderes asignados para ello.