El turista que no quería verlo todo

Por el 2 abril, 2012

Cuando un visitante entra en nuestro sitio web, cuando llega a nuestro destino o entra en nuestra oficina de turismo, ¿queda apabullado con una infinidad indefinida de propuestas de toda índole, coste y naturaleza? O por el contrario, ¿capta un mensaje concreto, claro y definido de lo que somos?

“Nuestro destino le ofrece magníficas playas y paseos marítimos, los mejores restaurantes, hoteles de calidad, actividades de ocio y aventura, entornos naturales bien preservados, vida nocturna, puerto deportivo, tranquilidad, comercios de categoría, un museo y hasta el Centro de Interpretación de la Gallina Coja”.

Este podría ser, de manera un tanto satírica, el extracto del folleto de uno de tantos  destinos turísticos, destinos que nos lo ofrecen TODO. Pero, ¿tenemos claro si nuestros turistas vienen a visitarnos porque tenemos de TODO? Pareciera más bien que, en la actualidad, la demanda nos lleva hacia una mayor especialización. Por ejemplo, algunos grandes turoperadores como TUI nos marcan el camino con su estrategia de diversificación de marcas por productos concretos como destinos de aventura (iExplore), destinos sostenibles (Holidays Forever), escapadas urbanas con guías locales (Urban Adventures) o trekking (Country Walkers).

Cuando un visitante entra en nuestro sitio web, cuando llega a nuestro destino o entra en nuestra oficina de turismo, ¿queda apabullado con una infinidad indefinida de propuestas de toda índole, coste y naturaleza? O por el contrario, ¿capta un mensaje concreto, claro y definido de lo que somos? Cada destino, analizando su entorno, potencialidades, tendencias del mercado y el marco de competencia en el que se mueve debería optar, por tanto, por una mayor especialización en aquellos segmentos en los que realmente es competitivo.

Demasiadas opciones donde elegir

Para ello, la estrategia de creación de clubes de producto de los últimos años ha favorecido que muchos destinos, tanto de costa como de interior, hayan profundizado en su adecuación, tematización y especialización hacia segmentos más o menos grandes, pero en los cuales son realmente relevantes. Así, clubes de producto como Estaciones Náuticas o Rutas del Vino de España aglutinan a destinos que han optado por la náutica recreativa o por el turismo enogastronómico como su mascarón de proa.

¿Y qué representa esta dicotomía entre destinos especializados y destinos 360°? Pues que algunos destinos deben comenzar a sacrificar contenido en sus comunicaciones, separando el grano de la paja, y quedándose con lo más relevante. Además, desde la perspectiva de la gestión de los recursos y de la oferta, sus planes de desarrollo futuro han de poner en valor de manera preferencial aquello que les diferencia, aquello en lo que realmente son buenos, aquello por lo que pueden ser memorables. Eso sí, sin olvidar factores transversales de competitividad como la formación, la cultura del detalle, la calidad, accesibilidad, seguridad, etc.

Construyamos una marca clara y robusta, a partir de nuestros elementos realmente diferenciadores, contemos la historia de lo que somos y de lo que tenemos de una manera emotiva y memorable, pero seamos concretos. Porque la especialización nos hará más eficaces en la gestión, en el gasto, en la inversión y en el marketing.

Entrada original publicada en http://www.02b.com/es/notices/2012/03/el_turista_que_no_quiere_verlo_todo_2359.php

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